No sé como pasó... pero de repente, te encontré en mis brazos y un escalofrío me pasó por la espalda... como si fuese la mismísima muerte. Nunca voy a olvidar esa mirada, como de súplica, como diciendo "sosteneme". Si no fuera porque no se rompió el risco, hubiera creído que estaba dentro de un capítulo del Coyote y el Correcaminos.
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