Quiero eso que no puedo comprar con dinero. Quiero algo real entre tantos sueños de fantasía. Quiero un amor, un fracaso, una partida, una muerte. Quiero viajar, sin mi. Quiero tener un refugio donde resguardarme, de mi. Quiero una falsa promesa, que mate la incertidumbre. Quiero una gran mentira, que me mantenga vivo. Quiero un lugar vacío, lleno de paz. Quiero enmudecer, no escucharme. Pero ya no quiero nada. Porque, en principio, quiero volver a querer mis cosas. Revisar el cofre del reflejo interior y numerar:
- Quiero mi dolor, aunque a veces es mucho pero lo puedo compartir.
- Quiero esos momentos de tristeza que, tapados por la infame vorágine de la falta de tiempo creen que no sé que están ahí.
- Quiero esa angustia maldita, que ríe burlona pensando que no la vi pasar. Pero la siento en mi pecho agitado y en cada respiro.
- Quiero verme al espejo y querer lo que veo.
- Quiero pastillas, y otra terrible oportunidad que se deshizo entre mis dedos.
- Quiero esperanza, y que la ciega luz del esquivo destino llene mi lúgubre vacío.
- Quiero dejar de escribir así, algún día.
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