Capitulo: Desayuno (Fragmento)
El 24 de noviembre del año 1998, arrancaba yo mi primer día de trabajo en un supermercado, y ese mismo día la conocí. Lo que mas me llama la atención de ésta fecha es que me la acuerdo, no es que tenga algo en particular pero muchas veces me pregunto por que ciertas fechas se graban en mi memoria y me resulta imposible olvidarlas. Como decía, ahí fue cuando la conocí, o mejor dicho, cuando la vi por primera vez. Vale la aclaración porque en cierto momento de nuestro romance creí conocerla, y hoy me doy cuenta no solo de que no la conocí nunca sino que, además, ni siquiera me acerque a eso.
Ese día, y no es que mi memoria sea brillante y por eso me acuerdo los detalles sino que, hice esto mismo durante casi 4 años y no me jacto de esto, todo lo contrario, me
averguenza decirlo, pero como verán tampoco puedo evitar decirlo. Es como si un chip en mi cabeza se activara cada vez que cuento algo prendiendo un cartel luminoso que dice "
Decí la verdad,
decí la verdad" y yo la digo, no porque me interese en absoluto, realmente pienso que sería mucho mas feliz mintiendo pero en el momento en el que no digo la verdad; y esto no significa mentir necesariamente, siento como todas las miradas de la gente recaen sobre mi como si realmente supieran que lo que estoy diciendo no es la verdad. Alguno notara cierto rasgo de paranoia, no lo se, y no me interesa tampoco rotular mi conducta en un cuadro psicológico que seguramente dará por sentado una serie de
caracteristicas que me harán sentir un miserable y previsible ser.
Como decía, era mi primer día, me desperté a las 7 en punto para llegar con tiempo. No me gustaba llegar último a ningún lugar, ni siquiera entre los
ultimos, ya que sentía como todas esas miradas iban a apuntarme por ser "el nuevo".
Al levantarme, lo primero que hice fue apoyar mi pie derecho sobre el piso, jamás el izquierdo, siempre el derecho.
Arrancar el día con el pie derecho sin lugar a dudas me daría suerte.
Muchas veces me pregunte por que si, aún
levantandome con el pie derecho, había tenido un día fatal seguía
haciéndolo cuando era evidente que el levantarme con el pie derecho no impidió que mi día fuera malo. No lo sé, pero siempre me quedé pensando acerca de eso. "¿Que pasaría si un
día, sin querer, me levantara con el pie izquierdo y, luego de haberlo hecho, me diera cuenta de eso?" Como saberlo si, jamás, me levanté con el pie izquierdo, ni siquiera sin querer, y el hecho de solo pensarlo me daba pavor. Algo malo podía
sucederme. ¿Acaso con el pie derecho no? Si, también... lo que hacía que siga
levantandome con el pie derecho en lugar del izquierdo a pesar de haber tenido un día malo es que aquello malo que pudo haberme sucedido no fue, a mi "juicio" , tan malo como lo que podía pasarme si no lo hiciera. Esta idea de que mi tragedia, de que mi destino podía ser aún peor me hacía
sistemáticamente plantar primero el pie derecho al salir de la cama.
Una vez apoyado mi pie derecho sobre el piso me senté al costado de mi cama y , por fin, apoyé el pie izquierdo. Luego siguió algo parecido, el primer pie que metí dentro de la pantufla fue el derecho y luego el izquierdo. Este ritual no tenía tanto poder como el otro, ya que en ocasiones no me daba cuenta y ponía primero el izquierdo en lugar del derecho o viceversa.
Volviendo un momento mas al ritual anterior, ¿que hubiera pasado si un día, luego de haber dormido pocas horas hubiese despertado aletargado y alguien presente en la habitación hubiera observado que en lugar de poner primero el pie derecho sobre el suelo puse el izquierdo, y, al llegar la noche esta persona me comentara sobre aquel suceso? Absolutamente nada, hubiera seguido apoyando el pie derecho primero por una simple
razón, el miedo a lo desconocido... y el repetir la rutina una y otra vez hacia que todo sea conocido, pero en cuanto no pasaba algo de lo esperado, en cuanto algo cambiaba,
sentía miedo, miedo de no saber
enfrentarme contra eso que no
conocía, miedo como el que la oscuridad provoca en un niño, ese miedo.
Luego de poner mis pies en las pantuflas me levante de la cama y fui a la cocina a
prepararme el desayuno. Mi desayuno estaba compuesto de un
café con leche, 2 tostadas y una
medialuna. ¿Vale la pena detenerse en un desayuno? Tal vez. Puede que mi desayuno no tuviese nada extravagante, pero tenia una particularidad que era la forma en la que estaban dispuestos los componentes. ¿Que significa esto? Que no cualquier cosa iba en cualquier lugar, todo tenia que tener su respectivo orden. La taza de
café con leche, las tostadas y la
medialuna debían formar una letra "L". ¿Como? El orden era el siguiente: El
café con leche se ubicaba en lo que seria el
vértice de la letra "L", en la parte superior iba la
medialuna y sobre la derecha iban las 2 tostadas. El orden para comer las tostadas o la
medialuna era indistinto (sino hubiera pensado realmente que tenia
algún problema en cuanto al orden), aunque
prefería comer las 2 tostadas primero y dejar para el final la
medialuna que era lo que mas me gustaba. Previo a desayunar,
debía verificar que los 3 elementos mencionados formen una perfecta letra "L", de lo contrario
empezaba a mover los elementos hasta que la formaran y,
recién ahí,
empezaba a desayunar.
Muchas veces me cuestione acerca de la pérdida de tiempo en este tipo de cosas, pero siempre llegaba a la misma
conclusión, o mejor dicho, siempre llegaba a la misma consecuencia, no
podía evitar hacerlo.
Había como una fuerza interior, como una fuerza superior a la de mi conciencia que me "obligaba" a hacer las cosas de este modo y no de otro.
Realmente pensaba, y es una
obviedad, que mi desayuno
podía llevarme mucho menos tiempo, verdaderamente
debía ser
así, y me
proponía día a
día desayunar cada vez mas
rápido. En ocasiones lo lograba,
comía las tostadas mas
rápido, tomaba de un sorbo el
café con leche y me traga la
medialuna dándole apenas 2 bocados, pero lo que
pretendía no era desayunar mas
rápido en sentido literal, lo deseaba era no dedicarle tanto tiempo a estas rutinas agobiantes que me
perseguían cada
día y cada instante de mi vida.
Pasado el desayuno fui rumbo a la ducha, pero me detuve camino al baño influido por un pensamiento que me molestaba terriblemente, y
comencé a indagar en mi mente sobre aquello que me estaba molestando.
"¿Que tengo? A ver... ¿tan
difícil es dejar de poner las cosas del desayuno en forma de "L"? ¿Tan
difícil puede ser?
Ayyy... si fuera tan
fácil ya lo hubiera hecho ,¿no? ¿y por que no lo hago? ¿Es
difícil? No, es
fácil, pero es imposible... ¿Como puede ser imposible? Si no lo quiero hacer no lo hago mas y listo... Pero... ¿que
pasaría si no lo hago? ¿Y eso de levantarme con el pie derecho? ¿Tan
difícil es? Tengo una idea... sueños dentro de sueños, ¿como es esto? ¿que significa? La verdad no lo se, se me
ocurrió, me parece bastante interesante... Un sueño dentro de un sueño... Es como... ¿es imposible? No, puede pasar, uno puede estar soñando y a su vez en su sueño soñar que esta soñando... eso seria un sueño dentro de un sueño. Ahora ¿que significa esto? ¿Tiene algo que ver con la rutina?
Mmmmmmmmmmmm puede ser, sueño dentro de un sueño, es como estar atrapado, porque si uno despierta del sueño que esta dentro de su sueño sigue soñando, es decir,
todavía no esta en el mundo real. Claro, si consideramos al sueño como algo que no es real y a la realidad como real... Pero ¿si fuera al
revés? ¿Si
estuviéramos todo el tiempo soñando y solo cuando creemos soñar estamos despiertos? Es como que en cierta forma el mundo, o mejor dicho, la realidad
podría volverse un tanto absurda, como sin sentido... si hay veces que no existe
ningún tipo de
conexión ni de
linealidad en un sueño, hay sueños que son algo
asi como
caóticos, uno no comprende como fue a parar de un lugar al otro, es como si estuviera editado, censurado, como si le faltaran partes... ¿Y si esa fuera la realidad? ¿si la realidad fuera tan absurda como un sueño? Y ¿hace falta que la realidad sea absurda? Digo, la realidad que todos creemos que es la realidad, hace falta que sea absurda ¿o ya lo es? ¿No es absurdo pensar todo esto? ¿Esto forma parte de la realidad o de la
fantasía? Es decir, ¿mis pensamientos forman parte de la realidad? o ¿si no los expreso no son reales? Y si no los expreso y no son reales, ¿entonces los mudos son irreales? Como
objeción podría decirse que un mudo puede escribir lo que piensa, pero por lo general un mudo, pienso yo,
escribiría algo para comunicarse, no se
pondría a escribir las cosas que le pasan por la cabeza en cierto momento, a esos momentos me refiero, a los momentos en los que uno piensa, en los que uno reflexiona sin sentido aparente, ¿esos momentos son reales? A veces me quedo pensando en que
también malgasto mucho tiempo pensando, entonces no voy a pensar mas... Si estoy todo el tiempo pensando... Me quede pensando en esto de que los mudos
escribirían solo para comunicarse... Yo me pregunto, si existe
incomunicación, si muchas veces no podemos entendernos hablando, usando cientos de palabras, ¿como es que un mudo con un simple pedazo de papel y algunas palabras pretenda comunicarse? Yo creo que la
incomunicación forma parte de lo absurdo, a veces la
incomunicación es tan obvia, es tan evidente que se genera una
situación absurda donde ninguna de las dos personas sabe lo que el otro le esta diciendo, es como si cada uno hiciera un monologo... ¿Y pensar todo esto es absurdo? ¿de que sirve? Es como que... no se, se me plantea el hecho de saber si lo que estoy pensando es profundo, absurdo, vulgar o triste... Parece profundo, suena absurdo y se oye vulgar... cualquiera
podría pensarlo, ¿como saberlo? Como saber que es lo que ocurre dentro de la cabeza de cada persona en cada instante, como saber si esto es absurdo, si esto es algo
común, o si esto es algo que jamas alguien se haya planteado... Si yo lo explicara, ¿alguien lo
entendería? y si no lo entendiera, ¿seria por que no se comunicarme? ¿por que no se expresarlo? ¿por que es
difícil de entender? o simplemente, porque no le interesa a nadie y en definitiva nadie le
prestaría la suficiente
atención y mis palabras
terminarian perdiéndose como el viento... Sueños dentro de sueños, algo asi como estar atrapado, como estar condenado... Tengo que bañarme..."