miércoles, 19 de enero de 2011

La verdad os hará libres

Y vino la música a tocar la vértebra madre
el iceberg de la columna vertebral que enciende la melancolía
y foguea el alma fría de quienes a veces nos desconectamos de la vida.
Siempre es necesario vivir la vida
con la nostalgia que la música de fondo le da a las cosas.
Entonces ese frío cadáver tirado al pie de un árbol, de repente revive
y musicaliza su momento, su resurrección,
de una manera tan poética y vivaz que ya no hace falta el blanco y negro
sino que, a todo color, la imagen se estampa en la retina
que estalla en llanto al ver tanta vida hermosa de repente...
Y entonces, ese cuerpo tirado que acaba de levantarse se pregunta:
"¿Hay esperanza?"
¿Y que puede uno decir frente a esto?
¿Hay suficiente esperanza para todos? o en algunos casos sabemos
que mas allá de cuanta dedicación y fuerza le impongan a sus desafíos
todo será en vano...
¿De que vale intentar esquivar el destino cuando no hay esperanza?
Quizás sea preciso, crear la falsa esperanza de que algo puede cambiar
para que los árboles torcidos intenten enderezarse
por mas que nunca lo consigan...
Porque ¿de que vale mejorar si uno sabe que siempre va a perder?
¿Será la vanidad de querer ser un mejor perdedor?
¿De que sirve, ese estúpido intento de querer salir de la jaula interior
si la conexión muerte-recuerdo sigue tan viva
que uno sabe que apenas aparezca no lo dejará respirar?
Y afuera no hay lugar... no hay lugar donde vivir,
porque acá o en marte uno siempre llevará cargada la desesperanza...
Y en cuanto la recupere alguien vendrá con un martillo para romperla
en mil pedazos justo delante de su cara...
¿Entonces para que salir?
Mirando alrededor uno se da cuenta de que no tiene nada que hacer ahí...
¿Donde está su lugar entonces? Porque no es ni adentro ni afuera...
Y vuelve al pie del árbol donde empezó todo,
y ve otra vez el cadáver dormido con un cuaderno en la mano,
evidenciando su deseo de una muerte cinematográfica
que no va a ser ni mas ni menos que una de tantas que pasan día a día...
Porque cuando uno muere la vida sigue...
y el muerto ya nada puede hacer...
Pensar que sigue caminando entre la gente no es mas que una negación absoluta
de esa muerte... porque de ser así uno seguiría vivo, pero invisible...
Y estamos hablando de muerte...
No es preciso entonces, sentir de repente unas ganas incontrolables de vivir
porque no hay esperanza... o mejor dicho, la esperanza es para unos pocos...
Y cuando aparezca ese enorme vacío interior,
esa soledad extrema de sentirse tan solo y,
paradójicamente, estar tan acompañado... uno debería resignarse a eso.
Y en los momentos en los que un torbellino de sentimientos, emociones, miedos,
tristezas, nostalgias lo arrasa, no hay que perder el control...
Todo eso junto rebalsa de tal forma que uno siente que su cuerpo
no va a resistir tanta carga afectiva junta.
Pero... ¿Por que? ¿De que?
Por momentos uno puede transformarse en un cubo de hielo
sin vida, inerte, inocuo, inmóvil, sin alma, sin sueños...
Y enojarse consigo mismo por ser así, pero así, de repente,
algo se dispara por dentro y pasa al otro extremo...
Siente demasiado, y el pecho apreta tan pero tan fuerte
que parece que va a reventar...
Y ahí es cuando nos sentimos vivos...
cuando sentimos la vida en nuestro cuerpo...
Y sentir duele, y el dolor nos hace romper en llanto...
¿Como vivir sin llorar? Imposible...
creo que esa es una de las cosas que nos hace mas humanos...
¿Y por que a veces lloramos sin razón?
Porque en el fondo, sabemos que no hay esperanza...
por mas que sigamos adelante, por mas que insistamos
no estamos yendo a ningún lado o,
en todo caso, es esa misma desesperanza
la que nos impulsa a seguir adelante,
porque nos hiere el orgullo con su sonrisa burlona
¿Y entonces para que sentirse vivo?
Es mejor desconectarse del mundo...
y que el último apague la luz.

4 comentarios:

Mrs. Freeman dijo...

Porque siempre es mejor dejar la luz encendida y afrontar los fantasmas de la desesperanza.
Porque en esta vida siempre hay color en la mañana, tras la inerte madrugada.
Porque sin ilusión, no somos nada.

Mrs. Freeman dijo...

Porque siempre es mejor dejar la luz encendida y afrontar los fantasmas de la desesperanza.
Porque en esta vida siempre hay color en la mañana, tras la inerte madrugada.
Porque sin ilusión, no somos nada.

Lify Douglas Pain dijo...

Los poetas viven solo de noche... de madrugada, y ahí te aseguro, que nunca hay esperanza

jotaVe dijo...

Quizá sea difícil de explicar pero resulta sencillo sentirlo...
Algo así como saber que la mayor parte de lo que hacemos no tiene sentido; que el "mañana" es solo una convención entre humanos y , sin embargo, cerramos los ojos (cierto, muy al amanecer) confiando en abrirlos... Algo más esperanzado que eso?

Cioran es mi maestro preferido en este tema: un optimista desesperanzado.

"El hecho de que la vida no tenga ningún sentido es una razón para vivir, la única en realidad."EMC