jueves, 1 de julio de 2010

Como convertirse en el mejor técnico de computación en solo 100 días y sin perder la memoria.

Dado que recibo a diario trillones de consultas acerca de como convertirse en el mejor técnico de computación de la historia voy a contarles la mía, intitulada "The untold history ¬¬" (los signitos son parte del título).

Una mañana me levanté y me dije a mi mismo "voy a dejar de trabajar en relación de dependencia, solo 2 veces por semana, 3 horas por día y voy a ganar más de 6000 pesos por mes, más IVA". Ilusionado, me dirigí a encargar 1000 volantes por 25 pesos, en una imprenta que cuando la ví pensé que estaba abandonada, pero no, había gente.

Día 1: Me puse un traje gris topo con mocasines naranja, me paré en la esquina de mi casa y repartí 200 volantes. Dejé en negocios, casas, pegué algunos en escuelas, albergues transitorios, hospitales, cementerios, etc. Ese mismo día me llamaron 2 personas preguntándome cuanto les cobraba por instalar Windows (legal, ojo).

Día 2: Entusiasmado por los 2 llamados del día anterior mandé a hacer 10mil volantes mas. Creyendo que no iba a dar abasto con tantos clientes, contraté a mi hermano pagándole 5 pesos por día y simultáneamente repartí 300 volantes mas en hamburgueserías, locales de ropa y una librería a la que entré para comprar hojas.
Solo tenía que quedarme en mi casa mirando televisión, esperando que una lluvia de llamados saturara mi teléfono.

Día 3-40: Seguía mirando televisión, me enganché con una novela mexicana que me tuvo tuvo en vilo varios días. Aprendí a cocinar, a usar el lavarropas, y mientras tanto aguardaba pacientemente que alguien me llamara... hasta me conformaba con que fuese equivocado.

Día 41: Me suena el celular con mi ringtone de "Vení Raquel" de los Auténticos Decadentes. Atiendo desesperado pero haciéndome el interesante. Era mi mamá, me preguntaba si a la noche iba a ir a comer.

Me quedaban 10.500 volantes. Fui con 5.500 a un local de computación conocidísimo, "ésta es la mía" pensé. Les pedí si me hacían el favor de repartírselos a sus clientes, que yo cobraba barato y era bueno. Aceptaron. Al otro día y no estaban mas... los habían repartido todos.
Solo quedaba esperar el aluvión de llamados. Y preparándome para las circunstancias contraté de nuevo a mi hermano (lo había despedido porque no había trabajo, literalmente), ésta vez por 3 pesos por día con la promesa de un aumento si las cosas iban bien.

Dia 50-100: Sonó el teléfono mas de 50 veces. 30 era mi mamá que me preguntaba si iba a ir a comer, 10 era mi mamá preguntándome donde me había metido, 9 también era mi mamá que me decía que la comida ya estaba servida y que iba a comer todo frío. La otra fue de mi novia pidiéndome que compre manteca.

Conclusión: Me quedan 5.000 volantes que usaré si Argentina sale campeón. Y ya saben, hagan todo lo contrario y serán grandes técnicos.

PD: Despedí a mi hermano otra vez, me está haciendo juicio.

4 comentarios:

La Dama De La Rosa Negra dijo...

Qué tristeza... Qué desilusión...
Siempre pensé que los topos eran marrones...

PJPF dijo...

Lify,

tu historia se parece a la mía: antes de recibirme de la FCu como intérprete y traductor reparti cuatro volantes miserables y tuve cuatro alumnos regulares y despyés de haber recibido repartí cientos de ellos y todavía sigo esperando a que me llamen -destaco que obviamente no tengo más alumnos- para que les una clasesita sola, mínima, aunque sea pero nada....

Lo peor de todo es que hice una inversión considerable: compré una pizarra para fibras muy buena y amplia que ahora uso para dejarle mensajes a mi vieja cuando tiene que darle de comer a la perra o no despertarme temprano.

Todavía no me puse a laburar con el título del IAC pero tenía pensado repartir volantes para ver si prende la cosa, qué te parece la idea?

Gracias por la entrada y por hacer recordar que no estoy solo en el universo... hay otras personas que también reparten volantes.

Saludos.




Ps: gracias por agregarme en Twitter.

PJPF dijo...

Lify,

es bueno saber que no soy el único miserable profesional en este planeta, ahora hay dos. Los otros millardos de personas son re-felices y tienen empleos re-soñados y sueldos re*idílicos

Mi historia es más o menos similar a la que comentás:

mientras estudiaba en la universidad, decidí repartir unos volantitos para dar clases de inglés con la idea de ir conociendo la profesión y ganar territorio. Me fue bastante bien aunque cobraba muy poco, llegué a tener 10 alumnos regulares. Cuando me recibí, perdí todo mi alumnado. Repartí decenas y decenas de volantes más, compré una pizarra para fibra bastante espaciosa y una puerta plegadiza para hacer la separación en casa y tener mi propio espacio para dar clases. La pizarra está sin usar, la puerta sin desplegar y las decenas de volantes están recicladas en algún rollo de papel higiénico listo para limpiarle el traste de alguien que seguramente se re-defeca cotiadianemente en el aprendizaje de una lengua extranjera.

Negocio RE-DON-DO.

Saludos.

Fer dijo...

hice algo similar (unos pocos volantes) e hice un cartel que colgué en el frente de casa hace muuuchos años cuando estaba terminando la secundaria. no me llené de oro como pensaba (aunque saque alguito).
hoy 13 años despues tengo una imprenta y hago volantes, es mejor negocio

saludos