"Si sólo el veneno que hechiza a los humanos es capaz de darle un sentido a todo esto, entonces venga el veneno a mis venas" dijo él arremangandose la camisa. La enfermera le dió dos golpes a la jeringa y luego le inyectó el líquido. El hombre quedó por varias horas tendido, exhausto, sobre la silla. Como si un golpe en la cabeza lo hubiera dejado K.O, como si su cuerpo hubiera perdido toda fuerza para sostener su humanidad.
Ya de noche, despertó confundido. Estaba solo en la sala, a oscuras, con la boca seca, pálido y con un fortísimo dolor de cabeza. Intentó levantarse de la silla pero sus piernas se aflojaron y volvió a caer. Juntó todas sus fuerzas, y finalmente lo logró. Salió de la sala rumbo a la calle. Estaba solo. Comenzó a caminar sin saber a donde ir, hacía frío, por dentro y por fuera... y sudaba. Caminaba sin parar, como buscando algo. En un momento se frenó, junto a las vias del tren. Necesitaba un momento de reflexión. Hacía frío, cada vez más. Sentía que se estaba congelando. Miró alrededor en busca de algo que pudiera protegerlo de tanto frío. Y del otro lado de las vías estaba ella; quien estaba caminando hacia él. El hombre se quedó inmóvil, estático, donde estaba parado. Finalmente quedaron frente a frente. Ella lo abrazó sin emitir sonido. "Tiene mi mundo en la punta de sus dedos" pensó él cuando ella lo abrazaba, y comenzó a sentir calor. Su cuerpo de a poco recuperaba el color, y ya no lucía exhausto. Tomó el rostro de ella con sus manos y la miró con ternura. Ella tenía los ojos vidriosos, como conteniendo el llanto. "Lo hice" dijo él. "¿Por mi?" preguntó ella. "Si" respondió él, y se arremangó la camisa mostrandole la marca. Ella agachó la cabeza, sentía tristeza. "¿Que te pasa?" dijo él. "No es real" dijo ella. Ambos se sentaron al costado de la vía en silencio. No había nada alrededor, solo la vía, un cielo inmenso y ellos dos. Él la miró y le dijo "Te amo". Ella estaba desconsolada. "No es real" volvió a repetir, y se largó a llorar. Él la abrazo y le dijo "¿Que es real? ¿Un disparo?". Ella seguía llorando ahora mas desconsoladamente. "Estamos vivos, pero la anestesia de ésta vida me está matando, no veo mal aprovechar los avances de la ciencia para poder llevar ésta realidad lo mejor posible, lo mas digno que sea posible". "Pero no es real!!!" repetía ella entre lágrimas. "¿Pero que es real? yo ya no se que es real, esto es todo una mierda, cada vez son mas cosas y mas cosas que nos aislan, nos acercan y nos vuelven a aislar, es gigante la incomunicación, y para mi no deja de ser terrible haberme acostumbrado a vivir asi...". "A mi no me sirve que estés conmigo después de lo que hiciste" le reprochó ella. "No había salida" dijo él "desenchufe mi vida del mundo y sentí como la anestesia propia del resguardo de mi sensibilidad se iba apoderando por completo de mi". "¿Y no era mejor esperar a ver que pasaba antes de recurrir a la inyección?" preguntó ella. "Es probable" dijo él "quizás, pasado un tiempo y, de manera natural, podía volver a sentir otra vez... pero eso sería volver a estar involucrado con este mundo, y ya no sería yo". "Ahora tampoco sos vos" dijo ella "sos victima de algo que no sabés ni siquiera si sentís". "Soy victima de sentir demasiado" respondió él. "Entonces no necesitabas la inyección!!!" gritó ella. "Si que la necesitaba!!" respondió él en el mismo tono "sentir así me estaba matando, me estaba destruyendo, no podía vivir así, no podía vivir sufriendo por todo, necesitaba desconectarme pero a su vez quería mantener nuestro..." y cuando intentó terminar la frase comenzó a sentir un fuerte dolor en el pecho. "¿Que te pasa?" se asustó ella. Tomándose el pecho, él cayo al piso. No podía respirar, sentía mucho frío. Ella desesperada le preguntaba que le pasaba, e intentaba hacerlo reaccionar. Pero él no podía siquiera respirar. Ella corrió a pedir ayuda, y en ese momento el cuerpo de él comenzó a sacudirse violentamente como consecuencia de unas severas convulsiones. Cuando ella volvió con ayuda, él yacía muerto al costado de la vía. La inyección de amor descubierta por la ciencia todavía se encontraba en su etapa experimental. El amor le había costado la vida.
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