martes, 1 de abril de 2008

La energía de Martín


Martín es un ser lleno de energía, lleno de paz y luz interior; capaz de hablar 23 horas seguidas sin tomar ni comer absolutamente nada. Hecha la pequeña presentación de éste entrañable amigo paso a contarles de la foto. Resulta que anoche me junté con Martín para charlar luego de bastante tiempo sin vernos. Cuando llegó a mi casa me di cuenta que estaba mas espiritual que nunca, pues tenía encima suyo un aura luminosa similar a la del Señor Burns en el capítulo de los Simpsons en el cual sale radioactivo del bosque diciendo "Les traigo amor, les traigo paz". Bueno, como les decía nos juntamos a charlar. Él no comía ni bebía nada, solo fumaba, hasta que en un momento comenzó a hablarme de la Divina Comedia... y así arrancó una lección magistral donde fue fascinandome palabra por palabra. Tras la Divina Comedia vino el Ulises de Joyce, al cual comenzó a recitar de memoria y en inglés (lo cual le llevó unas 6 horas, tengan en cuenta lo largo del libro). Siguió con el Corán, Asi habló Zaratustra de Nietzsche con el cual ironizó y dijo que escribiría un libro que se llamaría Así habló Martín. Sin darme respiro siguió hablando de la filosofía de Arthur Schopenhauer, a todo esto todavía no había pestañado ni una sola vez. Mas luego, cuando terminó con Schopenhauer y comenzó con la teoría del Big Bang (y en el medio citaba pasajes de la Biblia) se prendió un cigarrillo que no llegó a fumar (el de la foto) pues estaba tan involucrado, tan poseído, y le ponía tanta pasión a lo que contaba que no se dió cuenta de que su cigarrillo comenzó a consumirse. Para finalizar, con el cigarrillo consumido en su mano y sin caerse absolutamente nada de la ceniza del mismo me hablo de literatura francesa (Rimbaud, Artaud, Baudelaire, Sade, Verlaine y Zidane entre otros. De Zidane me habló de un libro con el relato de sus mejores goles). Tras hablar de lo dicho anteriormente hizo el primer silencio de toda la noche (aunque había habido pequeñas pausas). Yo quede atónito, maravillado, exhausto de todo lo que había oído. Parecía saber cada secreto del mundo, parecía un monje budista nacido por accidente en Morón, que digo monje budista, parecía el mismísimo Buda (pero nacido en Morón). No pasaron mas de 5 segundos de todo esto, cuando sentí que mi admiración hacia él no podía permanecer más tiempo oculta y le dije: "No se como haces, pero hay que ser groso para que no se te caiga la ceniza".

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